LAS CIRCUNSTANCIAS
La etapa siguiente a la fundación de la Gnosis en el Uruguay, fue sacudida por acontecimientos que dejaron profundas huellas en el alma de quienes les tocó vivirlas; hablamos de los años 1977 y 78. Se dieron situaciones contrastantes, algunas muy positivas, otras dolorosas, todas muy intensas y significativas para sus protagonistas.
Como aspectos motivadores, encontramos la fuerza extraordinaria y la protección que día a día prestara el V.M. Samael para hacer posible el desarrollo de la Gnosis, en circunstancias tan difíciles como los años de gobierno de facto por los que transitaba nuestro país. También hallamos el desarrollo progresivo, lento pero firme, de la difusión de la doctrina.
Comprendido dentro de los elementos dolorosos, mencionaremos la Nochebuena de 1977 cuando el V.M. Samael Aun Weor desencarnó, el alejamiento de algunos Hermanos de la Gnosis, la crisis ocurrida en el Movimiento Gnóstico Internacional, las controversias entre algunos bodhisattwas, etc.
Comencemos por esbozar el panorama social, político y religioso en que se encontraba nuestro país, a fin de entender mejor las circunstancias en la que se gestó y desarrolló nuestra institución en la década del setenta.
El Uruguay de aquel entonces sufría – como muchos países de América Latina – un severo enfrentamiento ideológico y armado que conmovió las entrañas de nuestra sociedad. Las dificultades económicas estaban expuestas crudamente y la violencia amenazaba con destruir la vida pacífica del pueblo. Acostumbrados a convivir en plena libertad, la situación transformó los hábitos y costumbres de los uruguayos; las sombras del temor encerraron a los ciudadanos en sus hogares, mientras los derechos fueron cercenados en procura de controlar a la subversión.
En el campo religioso, la libertad de culto se mantuvo, cobrando gran fuerza los grupos pseudo esotéricos, a la vez que el movimiento hippie coloreaba a una inquieta juventud, eclipsando con la siniestra presencia de la droga a esa generación de espíritu rebelde y noble corazón.
De estas circunstancias aprendimos mucho. El gimnasio psicológico era fuerte pero simultáneamente nos enseñaba con igual intensidad, a poner en ejercicio valores como la serenidad, paciencia, comprensión, prudencia, orden, libertad, etc., que nos pulían y mostraban un universo diferente, mágico, en que las piezas se movían secretamente por manos invisibles de quien nos observaba, protegía e iluminaba nuestros pasos, día a día, el Maestro Samael.
Aquellos que en principio parecían nuestros represores – de hecho lo eran arrasando muchos de nuestros derechos – terminaron ayudándonos en la tarea de difusión, asombrándonos con actitudes que no esperábamos recibir. Nos referimos a la labor realizada en los establecimientos carcelarios, puertas que nos abrieron sin reparos en el año 1981 para bien del desarrollo personal y espiritual de los que asistieron a las clases y para el nuestro en particular.
LOS PRIMEROS PASOS Y LA PERSONERÍA JURÍDICA
Regresando a los primeros años de surgimiento de la Gnosis en Uruguay, recordamos que con muy pocos conocimientos gnósticos y escasa experiencia, dado que aún estábamos en primera cámara, y en medio del ambiente controversial que se vivía, recibimos el 27 de enero de 1977 con sorpresa e ingenua alegría, la designación que nos hiciera el V.M. Samael como Presidente de la Junta Directiva de la Institución.
Aún sin personería jurídica, sus primeros misioneros ya luchaban por difundir el mensaje; nos referimos a quienes continuaron el meritorio emprendimiento inicial del Misionero Luis Florencio Casale, a la labor de José Luis Argañaraz y su Sra. Myriam Rosa. Este querido Hermano oriundo de la Provincia de Tucumán, Argentina, y egresado del Monasterio Kutumi de Buenos Aires – el Abad era en aquel entonces Teófilo Bustos – nos amplió los conocimientos con mucha mística y devoción, aspectos que era imprescindible recibir y profundizar para desarrollar armoniosamente nuestro trabajo interior, dada nuestra formación extremadamente intelectual.
Con mucho cariño recordamos a estos Hermanos, que con su ejemplo nos enseñaban como se podía cumplir con la Gran Obra, el hogar y el trabajo, en base a dedicación, entrega y equilibrio.
Era admirable observar como se puede inculcar y educar a los niños el respeto por lo sagrado. En las horas de meditación, toda la familia se volcaba al recogimiento; sus cuatro hijas acompañaban a José Luis y Miriam con respetuoso silencio. Mientras Carolina, Mariana y Silvana – las tres mayores – oraban en cómoda postura, la menor Hypatia – de tan sólo un par de años de edad – se sentaba entreteniéndose con algún juguete o durmiendo junto a su papá, sin hacer ruido ni provocar disturbio alguno, pues se le había enseñado que sus padres estaban conversando con “Tata” Dios y no debían ser interrumpidos. Con igual orden y respeto asistían para regocijo de la Hermandad a los trabajos de 2ª. Cámara, que era la “casa de Dios.”
En virtud que a principios de enero de 1977 habíamos alquilado el local para establecer la sede de la institución, las reuniones y clases se realizaban en dichos salones, aunque no habíamos obtenido aún la tan requerida Personería Jurídica.
Poco a poco se fue alhajando con artículos de mobiliario que Luis Casale donó, junto a los aportes que los jóvenes miembros hacían para brindar algo más de confort a los asolados salones de la vieja casa de la calle Yi, en pleno centro de Montevideo.
El material de estudio con que se contaba, era mayormente el que tenían los misioneros, hasta que mancomunando esfuerzos con la Gnosis de Argentina, nosotros compramos libros del Maestro Samael a Otmaro Luna, los ingresamos al país, y luego Roberto Guarnido – el Director Nacional del Movimiento en el vecina nación – se llevaba una parte para cubrir las necesidades de sus estudiantes.
Estas ediciones – autorizadas por el Avatara de Acuario – eran muy económicas, a fin de llegar a los más humildes con el mensaje.
La propaganda era muy rudimentaria. Como no contábamos con dinero, ni imprenta, mimeógrafo o fotocopiadora, sólo podíamos hacer unos afiches a mano con letras de molde, anunciar en algún diario o emisora radial amiga, y el recurso más utilizado, comunicar a los amigos y familiares las actividades de este joven movimiento espiritual.
La necesidad de más instructores – o Ejecutivos Internacionales como se les llamó por aquella época – se hizo imperante. Más aún cuando el 28 de junio obtuvimos la ansiada Personería Jurídica y adquiríamos la legitimidad de actuar públicamente con más derechos… y deberes.
Recuerdo que muy contentos le enviamos un informe al Maestro Samael donde le relatábamos la “gran noticia” que había sido aprobada la Personería Jurídica de la Asociación – luego de grandes esfuerzos e interminables trámites – y la consagración del primer Lumisial en el Uruguay, el Apolo.
La respuesta del Maestro expresaba:
“Me alegra BASTANTE saber que nuestro Movimiento gnóstico en Uruguay, está tomando forma en relación a legalizarla y además que ya existe una Asociación gnóstica, donde funciona 1ª y 2ª cámara. Ello es MARAVILLOSO. El movimiento Gnóstico en Uruguay debe ser de gran éxito; Mi fuerza interna está con vosotros ayudando siempre”. (Las mayúsculas son por nuestra cuenta).
En una primera lectura de la carta, las palabras del Maestro nos parecieron muy reconfortantes. Luego al volverla a leer, nos llamó la atención que se alegrara tan sólo “bastante” de que obtuviésemos la tan ansiada Personería Jurídica, dado que en aquellos duros años todo era muy difícil, y para nosotros había sido un gran triunfo conseguir la legalización del Movimiento.
Por otro lado nos parecía un hecho más natural y accesible que funcionara la 1ª y 2ª Cámara, y… que se maravillara tanto con estos sucesos, pues… no lo entendíamos bien.
Con el pasar de los años, fuimos comprendiendo y compartiendo la valoración realizada por Señor de la Fuerza, sobre estos primeros acontecimientos ocurridos en nuestro país.
Fue la consagración del Lumisial Apolo lo que permitió echar raíces firmes en estas tierras sureñas, crear una base sólida para proyectar la Gnosis y no, la obtención de la Personería Jurídica, aunque fue un paso “bastante” importante.
VIENEN 3 MISIONEROS DEL S.S.S.
La labor era mucha y había que improvisar dada nuestra inexperiencia.
Debíamos programar y atender la difusión (clases, conferencias y propaganda), realizar las tareas administrativas (permisos, trámites, registro de los Libros de Socios, Caja y Asamblea, recaudar dinero para el alquiler y gastos, etc.), además de cubrir las actividades de corte personal como familia y trabajo fundamentalmente.
Se pidió a la Sede Patriarcal el concurso de más Misioneros, a lo que se nos informó su próximo arribo, pero el curso que estaban recibiendo en el Summum Supremum Santuarium de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, no concluía y nos inquietábamos al ver como el tiempo pasaba y no llegaban los refuerzos solicitados.
A mediados de 1977 – posiblemente por el mes de mayo o junio – arribaron a Montevideo luego de un largo y duro viaje por tierra, los tres Misioneros Internacionales egresados del S. S. S. Nos referimos a Rodrigo Herrera, su esposa María Helena y José Miguel Sánchez, quienes cumplieron una magnífica labor en la primera etapa de difusión y expansión de la Gnosis en Uruguay.
Vinieron a entregar la doctrina con dedicación total, colmados de entusiasmo y fuerza, con una visión muy completa y actualizada del mensaje.
El viaje lo costearon con sus escasos recursos económicos y la venta de libros del V.M. Samael que Otmaro Luna editaba y entregaba a los Misioneros para ayudarlos en sus traslados y primeros gastos. Al llegar a Montevideo, se sorprendieron gratamente al encontrar la institución ya formada, todo legalizado, con sede y estudiantes; eso sí, con muy poco dinero y mucho frío para personas acostumbradas al cálido clima caribeño.
DIFICULTADES ECONOMICAS Y LA DIFUSIÓN
No fue fácil sortear estas dificultades – más precisamente las económicas – pues en el país no había trabajo, y los que teníamos, nos alcanzaba sólo para nuestra manutención; los gastos de la asociación eran altos a tal punto, que para cubrir enteramente el presupuesto, lo hacíamos contando los centavos que aparecían “sorpresivamente” a último momento. Esto sucedía cuando llegaba un estudiante a pagar su cuota o adelantar un par de meses por haber cobrado un dinero extra, cuando se presentaba una persona desconocida a comprar muchos libros, o algún alma caritativa que donaba unos pesos, que “mágicamente” sumaban el monto exacto que necesitábamos para pagar las cuentas.
La cuota social la pagábamos todos, estudiantes, instructores y directivos. La administración de la asociación la dejamos en manos de los Hermanos de 2ª Cámara para mayor transparencia de la gestión; igualmente, todo lo supervisábamos para evitar errores involuntarios que pudieran perjudicar a la institución.
Al principio nos llenábamos de gozo al pensar que “lo habíamos logrado”, que llegábamos a cubrir los gastos. Luego ante la reiteración mensual de este recurso “mágico”, empezamos a darnos cuenta que había alguien más que actuaba con manos invisibles y nos traía lo necesario – ni un centavo más ni uno menos – para estar al día; no estábamos solos, el Maestro Samael estaba junto a nosotros y sabía de nuestras necesidades.
Cuando estos Hermanos colombianos empezaron a desarrollar su labor misional, se multiplicaron las actividades, los cursos y conferencias, haciéndose conocida en el ambiente intelectual y espiritual de Montevideo, la Asociación Gnóstica Cristiana Universal como se denominó en esa época. Aclaramos que la llamamos Asociación en lugar de Movimiento, debido a que esto último podía sugerir alguna agrupación de orden subversivo lo que sería arriesgado para la institución.
De igual forma debimos actuar con el libro Psicología Revolucionaria, texto que Luis Casale editó en Argentina con el título Psicología de la Autorrealización, a fin de evitar investigaciones y requisas innecesarias.
Entre las actividades que se realizaban, figuraban las prácticas que hacíamos en el Parque Roosevelt – un predio de 350 has. poblado de eucaliptos, cercano a la playa que circunda Montevideo – integrando de esta forma a todos los estudiantes de primera y segunda cámara.
Luego de los ejercicios físicos, de mantralización, pranayama, meditación, etc., nos quedábamos a compartir un almuerzo al aire libre con lo que cada uno podía llevar.
Acompañados por alguna guitarra, se cerraba la actividad con canciones que coreaba improvisadamente el grupo de entusiastas estudiantes. Entre ellos encontrábamos a jóvenes, personas mayores, niños, de distinto nivel cultural, económico y social, que intercambiaban su comida, sus opiniones con alegría y respeto. Era muy interesante observar la integración de hippies, roqueros, amas de casa, intelectuales, unidos por el llamado interior del Ser, convocados por el Avatara de Acuario; un cuadro pintoresco que acompañó por largo tiempo nuestras actividades de fin de semana.
CENTRO GNOSTICO DE ESTUDIOS ANTROPOLOGICOS Y CULTURALES
Una característica muy peculiar de nuestro país, es la relación existente entre el poder político y la religión. Por divergencias entre ambos, a comienzos del siglo pasado, la religión se separó del Estado, se creó la libertad de culto y la educación pública fue desde entonces netamente laica.
Así se formaron generaciones de personas que asimilaron equivocadamente el proceso religioso con el de institución religiosa, y el desconocimiento sobre lo divino con un erróneo concepto de “objetividad” o laicidad. Ante estos hechos, una asociación que se presentaba públicamente como “Cristiana”, era rechazada prejuiciosamente antes de escuchar su mensaje.
Ante esta situación cuyos efectos percibimos con el tiempo, nos vimos en la necesidad de cambiar el nombre de Asociación Gnóstica Cristiana Universal por otro que invitase más a entrar y escuchar las conferencias.
Como sustituir la denominación de la institución implicaba reformar los estatutos y por ende, un montón de trámites largos y tediosos gestionados ante las desconfiadas autoridades de turno, creamos un departamento encargado de la difusión denominado “Centro Gnóstico de Estudios Antropológicos y Culturales” con el cual nos presentaríamos públicamente. Si le agregamos las siglas A. C. (Asociación Civil) con que encabezábamos nuestras cartas y comunicados, estábamos a un paso de igualarnos con una de las cinco instituciones creadas por el Maestro Samael – AGEACAC – denominación que asumimos luego, cuando las aguas se calmaron.
El ritmo de la difusión creció y se aceleró; la gente que concurría a las conferencias públicas sobrepasó la capacidad locativa, y por ende las sillas no alcanzaban. Ante esta emergencia, como recurso provisorio (llegó a ser casi permanente), se invitó a los más jóvenes a sentarse en el suelo sobre almohadones para dejar a las damas y personas mayores que lo hicieran cómodamente en las sillas libres.
El número de asistentes aumentaba; de treinta a cincuenta, luego a más de ochenta, hasta que sobrepasó ligeramente – ya en el año 1978 – las cien personas.
El hacinamiento que se producía el día que había conferencia pública era tan grande, que los pasillos se llenaban de público – sólo podían escuchar, no veían al conferencista – bloqueándole el paso hasta el frente del salón principal donde debía disertar. Cuando lograba hacerlo, se encontraba cercado por los más jóvenes sentados en el piso (los más agraciados sobre almohadones) con un escaso metro cuadrado de espacio libre, de pie, sin escritorio ni silla, ni podium o micrófono, elementos que era necesario sacrificar en procura de dar lugar a algún asistente más; era entonces cuando el Misionero se las ingeniaba – sin poder moverse mucho – para entregar la doctrina con la fuerza que recibía a raudales de su Gurú, el Avatara de Acuario.
En esos momentos de explosiva concurrencia, el mensaje revolucionario de la Gnosis sacudió todos los niveles místicos e intelectuales de las diferentes religiones y escuelas esotéricas, dando respuestas y enseñando a todos a vivir mediante la práctica, lo que antes se creía reservado para los santos y para los escritores esotéricos.
En octubre de ese año recibimos de manos de Luis Casale – quien nos visitaba cada vez más esporádicamente – una importante correspondencia del V.M. Samael Aun Weor. Nos entregó una carta designando a Rodrigo Herrera como Abad y a su esposa María Helena como instructora del Monasterio Kutumi de Buenos Aires, a fin de comenzar en febrero de 1978 un curso misional. Por otro lado, nos dio una motivadora carta ratificándonos en los cargos directivos.
La designación de Rodrigo Herrera y su esposa nos dejaba casi como al comienzo, con pocos misioneros para entregar el conocimiento. Esta situación motivó un nuevo pedido a la Sede Patriarcal de otros ejecutivos internacionales, y a pensar como extremo recurso, en la realización de un curso de instructores, para cubrir las necesidades imperantes.
La cantidad de estudiantes que ingresaban, nos había dado una confianza que nos hacía sentir muy seguros, protegidos y casi invencibles frente a cualquier obstáculo que se nos presentaba. Recuerdo que con vanidosas palabras nos ufanábamos de contar con el Maestro Samael encarnado, no con el mensaje de iniciados de otras épocas que ya no estaban entre los vivos y que sólo se podían leer en los libros, sino que nuestra doctrina se seguía enriqueciendo con los aportes incesantes del Maestro, era actual y revolucionaria; la verdad estaba ahí, e invitábamos a la gente a descubrirla en sí mismos.
LUCES Y SOMBRAS
Todo era muy “bello” como acostumbraba decir el querido Misionero José Miguel Sánchez; estábamos viviendo una edad de oro… Pero la lección no tardó en llegar y esta ocurrió cuando recibimos la noticia que el Maestro Samael había abandonado su cuerpo físico el 24 de diciembre de 1977.
El shock, la crisis, fue muy importante. Si bien se nos comunicaba que ahora estaba con más fuerza que nunca, que había recibido la Piedra Filosofal, que era el Cristo Rojo de Acuario, y muchas cosas más, fue muy difícil digerir esa impresión, dado que recién tenía 60 años y – por la lejanía y esporádica comunicación que teníamos con los círculos directivos más altos – ignorábamos siquiera que se había enfermado… esto nos golpeó muy duro, nos cayó como un balde de agua fría.
¿Cómo explicarlo a los Hermanos y estudiantes cuando ni nosotros lo podíamos comprender y asimilar?
Algunos queridos Hermanos, verdaderos guerreros de filas samaelianas, los descolocó, les movió las bases y confundidos se alejaron de la escuela, del trabajo interior, de la Gnosis. Esto fue otro doloroso revés para los incipientes pasos que estábamos dando. Mucho nos respaldábamos en estos paladines, verdaderos referentes del sendero que debíamos transitar interna y externamente.
Tan alejados estábamos de México, de las autoridades internacionales, que recibimos sólo una carta informándonos lo ocurrido con un par de frases únicamente. En la medida que nos llegaba algún otro comentario, la mente multiplicaba las preguntas, las dudas y el dolor.
Más adelante, una nueva visita de Luis y Karina nos dio respuestas precisas de aquellos procesos tan encumbrados que estaba realizando el Maestro Samael y de cómo había desencarnado. Ambos estuvieron muy cerca de Él, y de primera fuente recibimos la información que nos permitió comprender mejor todo lo sucedido, aunque nuestro dolorido corazón se resistía tozudamente a aceptar la realidad que luego comprobamos con el diario vivir: Samael está con más fuerza y vigencia que antes.
NUEVOS INSTRUCTORES Y EL CONGRESO DE CARACAS
El 23 de enero de 1978 comenzamos a participar de un curso de instructores, labor que terminó José Miguel Sánchez, pues Rodrigo y su señora debieron partir para Buenos Aires al Monasterio Kutumi. Fue el 24 de marzo del mismo año que el Director del curso nos entregó la credencial de “Promotor y Orientador Gnóstico”… única en su especie… pero que se ajustaba mejor al perfil que desarrollamos y que luego desempeñamos al cabo de los años.
Entre “golpes y porrazos” – como solemos decir por estas latitudes – llegamos a mediados de 1978, cuando arribaron a nuestro país los Instructores David Guarnido y Mónica Sánchez. Luego lo hizo Eduardo Guarnido y su esposa Nieves Renila, ambos varones, hijos del anteriormente mencionado Presidente de la Gnosis en Argentina, todos oriundos de la Provincia de San Juan.
El ingreso de los Misioneros, permitió aventurarnos a abrir otro centro en la vecina ciudad de Pando, a escasos 50 kilómetros de Montevideo. Si bien la experiencia fue breve, se constituyó en el primer intento de expansión fuera de la capital.
La calidez personal, la frescura y el impulso de la juventud de estos tres entusiastas Hermanos, reforzó singularmente la entrega de la enseñanza en las primeras cámaras y en las conferencias públicas que semanalmente dictábamos en nuestra Sede Central y en las que ofrecíamos mensualmente en los clubes sociales e instituciones culturales.
Fue en esta época que se creó un Jardín de Infantes – dirigido por las Hermanas Misioneras – para atender a los hijos de estudiantes gnósticos, experiencia muy rica que llenó de color, luz y alegría los añosos salones de nuestra sede central.
Ya para el mes de julio, nuestro querido Hermano y Misionero José Miguel Sánchez levantó definitivamente “sus tiendas” de tierras uruguayas para regresar a su añorada tierra natal – Colombia – feliz de haber cumplido una maravillosa labor, dejando un hermoso recuerdo en nuestros corazones y extraordinarias enseñanzas en nuestra conciencia.
En el correr del mismo año, nos llegó de la Sede Mundial la invitación a concurrir en agosto, al Congreso de Caracas, Venezuela.
Este encuentro internacional fue muy peculiar, fuerte y explosivo. Más precisamente, fue una especie de implosión dentro del Movimiento Gnóstico Internacional, que aplastó dentro de su entorno a muchos Hermanos, dividió en grupos a sus miembros… y como siempre, dejó tremendas enseñanzas para los que supieron aprovechar el gimnasio psicológico y los conocimientos gnósticos vertidos en muchas de las exposiciones realizadas.
En este caso, la distancia de Uruguay al epicentro de esta especie de “temblor” que sacudió el Movimiento, nos facilitó la sobrevivencia de la institución mediante la digestión por parte de los directivos nacionales y Misioneros de nuestro país, de las ondas emanadas desde Caracas. Se rescataron muchas experiencias positivas y se dejaron de lado lo que podía dañar a la Hermandad.
De todas maneras, algunos miembros de la comitiva que viajó para participar del evento, al regreso se alejaron de los cuadros gnósticos con nuestro dolor y resignación.
La situación internacional se fue complicando un poco, y al cabo de unos años, empezamos a trabajar independientemente.
Ante los conflictos que se gestaban, tuvimos que asumir una posición objetiva y distante:
- Una cosa son los Maestros y otra los bodhisattwas.
- Respetamos a todos los Maestros, pero no seguimos a ninguno en especial, sólo a nuestro Cristo Intimo.
- La enseñanza que impartimos es la dejada por el Avatara de Acuario, a quién reconocemos como el único y verdadero Patriarca, Samael Aun Weor.
Pero la vida continuó su camino y en octubre se inició el segundo curso de instructores realizado en el Uruguay – a cargo de quien escribe – del cual egresaron los Hermanos Hugo Martin, José Luis Novi y mi esposa Maty Solari.
Lentamente la asociación iba tomando un perfil propio: los miembros de segunda cámara desempeñaban funciones administrativas, directivas y ahora se incorporaban a la labor de difusión, tan necesaria para cubrir con el conocimiento legado por el Maestro Samael, todo el territorio nacional.
CRECIMIENTO DE LA INSTITUCIÓN
En el año 1979 se hicieron los primeros intentos para abrir un Centro en Las Piedras, ciudad ubicada a unos 25 kilómetros de Montevideo. Se dictaron conferencias públicas en el club social más importante de la localidad, y como se fue haciendo costumbre, la respuesta del público siempre fue alentadora.
En la vecina población de Pando, se alquiló un local donde por un tiempo se intentó desarrollar la labor misional, pero el esfuerzo no fue suficiente. No logró afirmarse el novel mensaje en el corazón de la gente, y a los meses, escribimos una carta a la Directora Mundial de las Instituciones Gnósticas V.M. Litelantes, comunicándole con gran dolor, la posibilidad del cierre de dicho centro; al poco tiempo debimos hacerlo.
Sujetos a los vaivenes de la Ley del Péndulo, algunos instructores pasaron a pasividad, otros regresaron a sus países de origen, y nos vimos nuevamente en la urgencia de solicitar más misioneros para abrir otras Sedes Gnósticas y atender la difusión en Montevideo.
A fines de este mismo año, en vista que nos quedamos sólo dos Hermanos para dar clases y conferencias, la VM. Litelantes nos autorizó a dar otro Curso de Instructores, al cual se anotaron 15 ansiosos aspirantes.
Dado que era nuestra segunda experiencia en este tipo de labor, nos vimos un tanto sobrecargados por el número de estudiantes y las otras responsabilidades que debíamos atender en la asociación. De todas formas, se hizo, y al cabo de unos cuantos meses, egresaron un importante número de Instructores para colaborar con la entrega de la enseñanza.
Un joven Hermano de Segunda Cámara nos aportó su enorme entusiasmo por el servicio a nuestros semejantes. Nos referimos al Dr. Alejandro Simonetti, excelente médico recién egresado de la Facultad, quien nos presentó en el Cotolengo Don Orione – una obra social extraordinaria – que atiende a enfermos con discapacidades físicas y psicológicas de diversa índole y entidad.
Si algo de amor permitimos que se exteriorizara desde las profundidades de nuestro corazón, miles de veces más recibimos a cambio de estas almas torturadas por las difíciles circunstancias que les tocó vivir.
Muchos maravillosos recuerdos guardamos de aquellas mañanas de los domingos, cuando acompañados por algunos Hermanos visitábamos a los internados del Cotolengo, para limpiar los patios, ayudarlos a comer, jugar o simplemente conversar con ellos un rato, y regresar después a la comodidad de nuestros hogares.
Las demostraciones más simples de cariño, de agradecimiento, de amor, las recibimos de aquellas esencias. Se aprendió mucho más de esas vivencias que de la lectura de muchos libros que sobre el amor se han escrito.
A raíz de esta experiencia, creamos el Centro Gnóstico de Asistencia Social designando como director a nuestro Hermano Alejandro Simonetti.
En el año 1981 se abrieron las puertas de la difusión de la enseñanza a todo nivel.
Mientras un par de instructores daban conferencias en la localidad de Suárez, nosotros respondíamos a una invitación a dar clases de Gnosis en un Curso de Periodistas en el Instituto de Estudios Superiores y a realizar un ciclo sobre Antropología Gnóstica en el programa de televisión “Teverama 80” en el Canal 5 del Estado, estos dos últimos proyectos a cargo de Fernando Pintos, un joven emprendedor con pujante y amplio espíritu investigador.
También en la Radio Panamericana y en CX 26 SODRE en el programa “En Familia” de Ángela Cáceres se nos brindaron oportunidades, que jamás rehusamos, por el contrario, siempre aceptamos gustosamente a pesar de no tener ninguna experiencia al respecto.
En agosto del mismo año, dos Misioneros uruguayos Gonzalo Ortiz y Carlos Novi – recién egresados de los cursos realizados en Chile y Guadalajara, México – partieron a la norteña ciudad de Salto donde comenzaron la sagrada labor de abrir un Lumisial. La primera conferencia que dictaron fue «Misterios Egipcios» el 18 de setiembre y el 25 del mismo mes ofrecieron «Psicología Gnóstica»; estas actividades permitieron establecer un bastión solar que aún hoy en día brilla, guiando y conduciendo a quienes buscan la liberación final, el Lumisial Ramsés, consagrado al año siguiente.
En octubre de 1981 partieron a Paysandú – otra ciudad a 400 kilómetros al norte de Montevideo – los Misioneros Héctor Oviedo y Remedios Calvo, un matrimonio que con singulares sacrificios sembraron allí la semilla de la doctrina entregada por el V.M. Samael.
Pasaron pruebas muy duras, pero cosecharon excelentes resultados al abrir brecha en la localidad, cimentando la estructura de lo que luego fue el Lumisial Perseo en el litoral del país. De ese centro surgió el paladín gnóstico Luciano Buck, actual Director del Lumisial Ramsés de Salto.
Ya en 1982, continuamos entregando el conocimiento que nos legara el Maestro Samael, a través de los medios de difusión masiva. Seguimos en la radio, en el programa “Nuestra Casa” de Ángela Cáceres y comenzamos nuestros primeros pasos en la prensa escrita haciendo notas sobre Antropología en la Revista Noticias y en la página editorial y el suplemento del diario vespertino El Diario, donde hicimos nuestros primeros pasos como periodista.
LAS CRISIS EN LA ASOCIACIÓN
Mientras a fines de 1982 continuaban las conferencias en la cercana población de Las Piedras a cargo del Instructor Amado Silva, una primera crisis institucional sacudió la asociación. Nos referimos a los seminarios que dictara el Abad del Monasterio de Guadalajara – Ernesto Barón – quien con prolífera labor dirigiera 13 cursos de Ejecutivos Internacionales formando cientos de Misioneros, pujando por una psicología práctica, fuerte, aplicando una metodología férrea que generaba un duro gimnasio psicológico con el cual muchos diferimos claramente.
Sus actividades eran auspiciadas por la Directora Mundial de las Instituciones Gnósticas – Arnolda Garro de Gómez, V. M. Litelantes – por lo cual recibimos a dicho Abad y a los Misioneros que enviaba, a fin de acatar las disposiciones emanadas de México y conocer las enseñanzas que entregaba.
Todo en la vida tiene sus dos caras, una positiva y otra negativa. Los seminarios a los que aludimos tenían aportes importantes, quizás un poco sesgados hacia una psicología entregada por el Maestro Gurdjieff, pero realmente interesantes. En su faz negativa encontramos la técnica que se aplicaba, exagerada en su disciplina, dura y desubicada.
En nuestro país, no dio resultado. La diáspora de Hermanos fue alarmante.
El 5 de junio de 1983 la asociación se mudó a la finca de Bulevar Artigas 1443 bis, en una zona barrial de gran tránsito vehicular y peatonal, iniciándose una nueva etapa, resurgiendo la Gnosis prácticamente de cero radical, con gran empuje y vigor.
Ya para mediados de ese año, editábamos la revista El Guerrero, con material extraído de las conferencias y los libros de nuestro amado Gurú, junto al aporte de algún instructor, y el magno esfuerzo de los Hermanos Carlos Novi, Ricardo Canale entre otros para poder imprimirlo.
Este último, de aquí en más, se convirtió en una de las figuras más destacadas en la labor Misional, recorriendo el país entregando el mensaje, dictando conferencias, seminarios, curso de instructores, con singular amor y desapego por la vida personal.
Este primer ciclo de actividades gnósticas que se inició con las primeras conferencias de Luis Casale, finalizó con un hermoso Seminario de Naturismo dictado por María Victoria Martínez, esposa del querido Hermano Daniel Saiz; duró cinco años aproximadamente y culminó con el cierre de las actividades en la sede de la calle Yi.
A término del año 1985 y comienzos del 86, se gestó en el seno de nuestra organización, una situación crítica que culminó con el surgimiento de una nueva institución gnóstica. Nos referimos al Centro de Estudios de Ciencias Naturales y Disciplinas Afines, que con un importante número de Hermanos, decidieron trabajar en forma independiente de nosotros, entregando la doctrina tal cual nos la dejara el V.M. Samael Aun Weor, vinculados directamente con la Sede Mundial de México.
Fue una experiencia fuerte para todos, pues era la primera vez que se escindía un grupo de la asociación. Sabíamos que su línea de trabajo era igual a la nuestra, pero no íbamos a estar juntos, se había formado un nuevo batallón dentro del mismo ejército, con la particularidad de ofrecer asistencia a los enfermos aplicando la elementoterapia extraída del Tratado de Medicina Oculta y Magia Práctica del Maestro Samael.
Recordamos la experiencia que tuvo un miembro de 2ª. Cámara con el Logos de Marte en el mundo astral, cuando le preguntó que hacer frente a las circunstancias tan difíciles que todos vivimos en la asociación…: “Falta comprensión” expresó el Maestro.
La razón la podíamos tener ambas partes según la óptica de cada uno. Lo real, era que faltó trabajo, no hubo comprensión. Duras palabras que golpearon fuerte a quienes pensábamos que estábamos en lo cierto.
Por esta época, Gonzalo Ortiz y Silvia Ares dejan el Lumisial de Salto y van a la ciudad de Punta del Este, donde abren un centro gnóstico que posteriormente se va a convertir en el Lumisial Anubis.
Sin embargo, tal vez haya sido lo más debilitante para nuestra asociación, el alejamiento de numerosos Hermanos que se fueron para la Iglesia Gnóstica liderada por Teófilo Bustos, V.M. Lakhsmi.
Recordamos que se hicieron contactos con allegados al V.M. Lakhsmi y fuimos con algunos miembros de AGEACAC a la convivencia que realizaron en Córdoba en 1990. Realmente regresamos motivados anímica y espiritualmente, con la fraternidad y los aportes recogidos. Propusimos a la grey la visita de una comitiva de la Iglesia encabezada por el Maestro.
La oportunidad no se hizo esperar y finalmente recibimos a la delegación en el Ateneo de Montevideo. Muy interesante fue la experiencia. Numerosos Hermanos encontraron en el V.M. Lakhsmi al guía espiritual que necesitaban. Por parte de los directivos de nuestra asociación, buscamos una orientación a fin de crear un Monasterio y realizar un Curso Misional en tierras uruguayas. Una cosa derivó en otra, la idea se fue enriqueciendo y terminó con la construcción de un Templo en el paraje de Ocean Park, cercano al balneario de Punta del Este.
Cambios en las metas, algunas diferencias en la forma de comprender aspectos doctrinarios y en los procedimientos seguidos, condujeron a una definición que llevó a muchos estudiantes de todas las cámaras – por el año 1993 – a continuar sus trabajos en una u otra institución.
La asociación que fundamos en 1976 – AGEACAC – fue un pródigo árbol cuyos brotes germinaron y crearon muchas otras organizaciones gnósticas.
Los instructores formados de nuestras filas no serían Misioneros egresados de cursos regulares dictados en algún Monasterio, pero lo eran de alma y con bastos conocimientos doctrinarios enseñados con objetividad y exclusivamente extraídos de lo legado por el V.M. Samael Aun Weor.
Estos procesos permitieron que por una institución o por otra, se entregara el Mensaje de Acuario en todo el país, ya sea bajo la óptica de la Antropología, de la Medicina o de la Iglesia, con muchos esfuerzos, sacrificios y amor, indudablemente.
LOS ENCUENTROS Y CONGRESOS
Una nueva experiencia realizamos a mediados de 1986. Nos referimos al 1er. Encuentro Gnóstico que se realizó en la ciudad Paysandú, al cual concurrieron estudiantes de 1ª y 2ª Cámara de todo el país además del público en general.
El resultado fue excelente, no sólo porque dio mucha fuerza al Lumisial de la localidad, sino que además sirvió para unir con más fraternidad a todos los Hermanos, compartiendo conocimientos y vivencias inolvidables.
En diciembre del mismo año, invitamos a Fernando Salazar Bañol (fue secretario del V.M. Samael en México) a realizar una actividad en Montevideo. Elegimos para la oportunidad el Salón de Conferencias del Liceo Francés, donde nuestro querido amigo y Hermano dictó un Seminario sobre Musicoterapia.
Con un marco enorme de público, Fernando desplegó toda su capacidad para transmitir conocimientos, culminando el evento con una práctica de meditación que dejó en óptimas condiciones físicas y anímicas a las personas asistentes.
Los Encuentros Gnósticos se continuaron anualmente hasta 1991; luego vino un paréntesis y se retomaron el 9 de octubre de 1999 con el 1er Congreso Nacional de Antropología Gnóstica que con gran éxito se realizó en el Ateneo de Montevideo.
A fines de ese año, participamos junto a mi esposa Maty y a Gonzalo Peñalva (actual Director del Lumisial Sanat Kumará, IEGA), como delegados en el Congreso Gnóstico de Canadá.
Dicho evento internacional, magníficamente organizado, no sólo aportó los conocimientos vertidos en las diversas ponencias, sino que permitió conocer más de cerca la situación internacional del Movimiento. Se aclararon algunos temas pendientes, y observamos como lamentablemente la Sede Mundial de México comenzaba a mostrar divergencias internas que conducirían a nuestro progresivo alejamiento de esa dirección, para trabajar ya en forma totalmente independiente.
GNOSIS EN ESTABLECIMIENTOS PENITENCIARIOS
Fue durante una audición del programa radial “Nuestra Casa” – por el año 1981 – que recibimos la llamada de un recluso del Penal de Punta Carretas, solicitando que lo visitáramos para conversar sobre los temas que tratábamos en la emisora. Sorprendidos, pero firmes en no rechazar ofertas de entregar el mensaje, aceptamos públicamente el reto y accedimos a la invitación.
Con el tiempo llegamos a hacernos amigos, colaboramos con algunas iniciativas que tenía para canalizar actividades culturales, promoviendo – en la revista Noticias donde escribíamos en ese entonces – El Teatro Experimental Penitenciario, campaña que culminó felizmente con la puesta en escena de “Almendras Amargas”, una obra que se llevó a cabo en el mismo establecimiento penitenciario, con gran éxito y la admiración de todo el público presente, por los dotes artísticos de los improvisados actores.
Fue en este mismo año que un oficial de la guardia del Banco donde trabajamos – H. Pimienta, estudiante de la Gnosis – nos presentó al Director de Establecimientos Penitenciarios, a fin de poder plantearle la posibilidad de dar clases de Gnosis en la Cárcel de Punta Carretas, donde se encontraba el amigo que había establecido contacto radial con nosotros.
Una vez concretada la cita, el Oficial Mayor Quintana nos recibió e invitó a compartir un almuerzo durante el cual expusimos nuestra iniciativa. Luego de escuchar atentamente y preguntarnos con marcado interés sobre el contenido de esta doctrina, nos realizó el siguiente planteamiento: primero dar clases a los oficiales y la guardia durante la hora de instrucción, y luego a los reclusos.
Nuestra sorpresa fue grande, pero aceptamos el ofrecimiento, no sin cierto nerviosismo e incertidumbre. Una vez coordinados los días y horarios, nos presentamos al compromiso asumido, junto al oficial del Banco con quién iniciamos este emprendimiento.
El salón a donde nos condujeron era largo y amplio en forma de “U”. De pie, sobre cinco hileras de gradas a nuestra derecha e izquierda estaba el personal de guardia y hacia el frente, toda la oficialidad. Si bien reconocemos que la situación era un tanto inquietante, nos sentíamos seguros, respaldados por el Logos de Marte.
No fue sencillo hablar en el centro de la sala, pues al hacerlo dábamos la espalda a una parte del público presente; pero con algunos pasos y giros efectuados con lentitud, logramos centralizar la atención en la propuesta que llevábamos: entregar la enseñanza.
En total la experiencia duró unos 3 años aproximadamente, hasta que el gobierno dictó una norma de amnistía para los presos políticos y delincuentes comunes.
No pudimos llegar a una 2ª Cámara debido a las circunstancias de reclutamiento, pero sí a una 1ª Cámara Avanzada. El material que ingresábamos para los estudiantes era censurado por las autoridades, debiendo seleccionar aquellos textos que tuvieran enseñanzas que pudiesen ser observadas, como por ejemplo las técnicas jinas, obviamente.
En un ambiente tan denso y siniestro como el que uno se encuentra en dichos lugares, parece imposible que la Luz brille, pero, sin embargo, estos hombres que recibieron la Gnosis y la practicaron en el Establecimiento Penitenciario de Punta Carretas y en otros similares, vivieron experiencias místicas de alto voltaje, algunas tan extraordinarias que raramente encontramos ejemplos similares en nuestros propios Lumisiales.
La misericordia de Dios es infinita y llega a los lugares más recónditos y sombríos de este universo.
Aprendimos mucho también de todo ese ciclo. Fundamentalmente, como llegar a gente tan problematizada, mediante un lenguaje accesible a su entendimiento y a las circunstancias. Comprendimos que no por el hecho de estar libres somos mejores a ellos, así como también, cuanto se sufre al estar lejos del Padre.
Recibimos mucho afecto y hasta obsequios confeccionados por ellos mismos, en agradecimiento por la ayuda que estaban recibiendo. En especial recordamos por su belleza, una Virgen con su Niño, trabajo realizado en madera con arte semi-abstracto, que ubicamos en el salón de recepción del Centro Apolo.
Aún luego de pasado algún tiempo de estar en libertad, muchos de esos estudiantes se acercaron a nuestro lugar de trabajo para saludarnos y contarnos de sus vidas, en la mayoría felizmente encausadas. Hubo quienes llegaron a ingresar a 2ª. Cámara… por un tiempo muy breve pues la vida los llevó por otros rumbos.
UN NUEVO PROCESO Y NUESTRAS CONCLUSIONES
En el año 1998 retornamos a la presidencia del Consejo Ejecutivo Nacional, luego de alejarnos 10 años aproximadamente de los cargos directivos. Finalmente, el 17 de octubre de 2004 presentamos una carta a los Hermanos y Directivos de la asociación, donde establecimos los motivos de nuestro definitivo alejamiento de la institución.
Pero no nos fuimos de la Gnosis; seguimos en la Gnosis, seguimos trabajando en el Despertar, en los 3 Factores de la Revolución de la Conciencia, con Hermanos de instituciones gnósticas nacionales e internacionales que siguen estudiando y practicando la doctrina del Maestro Samael tal cual nos la dejó, reconociéndolo como Avatara de Acuario y Patriarca de la Santa Iglesia Gnóstica.
Al respecto queremos agradecer a Fernando Salazar Bañol y a los Hermanos Gnósticos de Brasil por la hospitalidad, fraternidad y cariño con que siempre nos han recibido, invitado y alentado en estos momentos tan especiales.
También lo queremos hacer con el Hermano Director Gonzalo Peñalva y la grey del Lumisial Sanat Kumará del IEGA, por brindarnos igual acogida en su centro.
Fueron 27 años magníficos de los cuales podemos dar testimonios sobre la intensidad de la lucha, los sacrificios de los Hermanos, la asistencia del V.M. Samael, su protección, amor y fuerza, y de los logros alcanzados.
En un balance general, quedaron muchas cosas por hacer, pero se concretaron metas muy importantes.
Fundamentalmente se estableció una sólida base para que el Avatara diera el mensaje de Acuario a través de sus Misioneros, para que la Logia Blanca asistiera y protegiera a las almas de los que han sido llamados a trabajar sobre sí mismos.
En cuanto a la difusión, se dictaron conferencias públicas en centros culturales, escuelas, establecimientos oficiales, se dieron clases, seminarios, cursos de Instructores, se creo un Kinder para los hijos de los estudiantes, se realizaron Encuentros y Congresos Nacionales, hubo delegados de nuestra asociación en eventos internacionales, dimos clases en los establecimientos penitenciarios, se asistió a los pobres, visitó a los enfermos y juntó juguetes para los niños más humildes entregándoselos en sus hogares u hospitales.
Se difundió el mensaje por diarios, revistas y boletines, se imprimieron las conferencias y los libros del Maestro Samael, tuvimos un programa radial y se habló por todas las emisoras a nuestro alcance, estuvimos en varios ciclos de televisión tanto en canales particulares como oficiales.
De los hombres y mujeres que acudieron a la invitación de AGEACAC a escuchar la doctrina del Cristo Samael, se formaron Hermanos, directivos, Instructores, Misioneros, verdaderos paladines gnósticos que aprendieron sobre la marcha a luchar en el campo de batalla contra las tinieblas de la ignorancia, sin más armas que la fe y el conocimiento.
Estos Hermanos, con el ejemplo y la guía del Comandante en Jefe del Ejército de Salvación Mundial – Maestro Samael Aun Weor – con la protección y asistencia de la Logia Blanca, siguiendo a su Cristo Intimo, encontraron la forma de encarnar la Verdad trabajando sobre sí mismos, viviendo de instante en instante, de momento en momento.
En medio de una dictadura, en circunstancias tremendamente adversas, surgió la Gnosis en el Uruguay, y se abrió en múltiples ramas para ofrecer a través de otras instituciones la psicología salvaje del Superhombre.
¡Gracias Maestro Samael por habernos convocado, gracias por entregarnos tus enseñanzas, por la oportunidad que nos has brindado! ¡Gracias por amarnos y protegernos!